sábado, 21 de febrero de 2009

El Gran Milagro de la Oración

Un divertido, aunque bastante patético, caso de estudio sobre milagros es el Gran Experimento de la Oración: ¿Puede la oración hacer que los enfermos se recuperen? Normalmente se ofrecen oraciones por la gente enferma, tanto en privado como en lugares formales de culto.

El primo de Darwin fue el primero en analizar científicamente si era eficaz rezar por la gente. Advirtió que todos los domingos, en las iglesias de toda Inglaterra, congregaciones enteras rezaban en público por la salud de la familia real. Por lo tanto, ¿no deberían estar excepcionalmente sanos, en comparación con el resto de nosotros, por quienes solo rezan nuestros seres más cercanos y queridos? La investigación sobre ello no encontró diferencia estadística alguna. También rezó sobre parcelas de terreno aleatoriamente elegidas para ver si las plantas crecían más rápidamente, pero no lo hacían.

Más actual en el tiempo, la Fundación Templeton (institución que en general otorga dinero a algún científico que dice algo agradable de la religión) financió un ambicioso proyecto: probar experimentalmente que rezar por los pacientes enfermos mejoraba la salud.

Los pacientes fueron asignados, al azar, a un grupo experimental (receptores de oraciones) o a uno de control (no receptores de oraciones). No se permitió conocer a los pacientes ni a sus médicos o cuidadores, ni a quienes hacían el experimento, por cuáles pacientes se estaba rezando y cuáles eran del grupo de control. Aquellos que estaban rezando por el grupo experimental tenían que conocer el nombre de los individuos por quienes estaban rezando (para rezar por ellos en vez de otra persona), pero se tuvo mucho cuidado en decirles solo el nombre y la inicial del primer apellido. Evidentemente, eso sería suficiente para que Dios localizara la cama correcta del hospital.

La propia idea de realizar tales experimentos está expuesta a ser ridiculizada… y de hecho así fue. Aún así, enfrentándose a toda burla con gran valentía, el equipo de investigadores siguió adelante gastando 2,4 millones de dólares de los fondos Templeton. Los doctores e investigadores controlaron en 6 hospitales a 1802 pacientes, a todos los cuales se les había practicado cirugía cardiaca para implantarles un bypass. Se dividió a los pacientes en 3 grupos. El grupo 1 estaba formado por pacientes que recibían oraciones y no lo sabían. Los del grupo 2 (grupo de control) no recibían oraciones y no lo sabían. Los del grupo 3 recibían oraciones y lo sabían.

La comparativa entre los grupos 1 y 2 analizaba la eficacia de las oraciones. Al grupo 3 se le analizaba para evaluar los posibles efectos psicosomáticos que provocaba el saber que se estaba rezando por ellos.

Las personas encargadas de rezar fueron enviadas por las congelaciones de 3 iglesias, cada una alejada de los 3 hospitales en los que se trabajó. Para estandarizar al máximo, además de solo tener el nombre y la inicial del primer apellido, se pidió al grupo de oradores la frase “por una cirugía de éxito con una rápida y saludable recuperación y sin complicaciones”.

Los resultados, publicados en la revista American Herat Journal de abril de 2006 fueron muy reveladores: No había diferencia entre aquellos pacientes por quienes se había rezado y aquellos otros por los que no. Curiosamente había diferencia entre aquellos que sabían que se estaba rezando por ellos y aquellos que no sabían, aunque en la dirección incorrecta: aquellos que sabían que habían sido beneficiados de plegarias sufrían, significativamente, más complicaciones que los que no. ¿Estaba Dios castigándolos un poco, mostrando su desaprobación a todas estas cosas?

Más bien parece que aquellos pacientes que sabían que se estaba rezando por ellos sufrieran un estrés adicional como consecuencia de cierta “ansiedad de funcionamiento”. Los investigadores concluyeron que: “Lo que pudo pasar es que ellos sintieran incertidumbre, preguntándose ¿estoy tan enfermo que tienen que incluirme en las oraciones de su grupo?”.

Esta ridícula y verídica historia deja 2 moralejas:

1) Te enseña un método rápido de echar a la basura 2,4 millones de dólares

2) Si quieren una mejoría de sus familiares enfermos, eviten que se enteren que ustedes rezan por ellos


Respecto a los pacientes que sufrieron complicaciones por saber que se rezaba por ellos, creo yo que deberían organizarse y demandar a la Fundación Templeton por inútiles

1 comentario:

Conny. dijo...

Que interesante José, ya te conte que ando estudiando el lenjuaje por ese lado. De veras creo que si se da la oportunidad te plagiaré =P, a lo mejor t plagio para la prueba, em exigen arrgumentar a través de ejemplos =P