sábado, 7 de noviembre de 2009

La caja de Skinner

No estoy seguro si mis lectores habrán oído hablar de Skinner. Fue un científico acusado de realizar crueldad con los animales, que en el experimento que explicaré actuaban más por neurosis aguda que por los resultados que se esperaban obtener. La primera crítica está demostrada que es verdad. La segunda, dejaré que uds juzguen:

En términos simples, la caja de Skinner es justamente eso: una caja. El único chiste que tiene es que es lo suficientemente grande como para albergar a un ratón o paloma, permite aislar al individuo del exterior y además tiene una palanca que, al ser pulsada, entrega comida. La idea era ver la capacidad de hacer relaciones que tenían los animales respecto aun estímulo (era una época en la que el conductismo estaba de moda).

Los ratones/palomas notaron rápidamente que al tocar la palanca, se entregaba comida y no tardaron en hacer la relación adecuada. Por el bien de la ciencia (y un poco de ociosidad y leves tintes de maldad), se complica un poco más el experimento: sólo se entrega comida “a veces” cuando se acciona la palanca. En este caso, los animales tardaron más en hacer la relación, pero considerando que establecer relaciones es un síntoma de inteligencia en el reino animal, se puede inferir fácilmente que los animales “más inteligentes” se demoran menos tiempo y requieren menos intentos para aprender la relación palanca-comida que los animales más “tontos”.

Para seguir riéndonos a costa de los animales, imaginemos ahora que el accionar la palanca deja de darle comida al animal. Con el tiempo, la relación aprendida se “desaprende”. Acá nuevamente vemos una relación similar pero en sentido opuesto al aprendizaje: los animales más “listos” demoran menos tiempo en desaprender la conducta que los más “tontos” (aunque hay que indicar que, si la palanca daba comida siempre, la conducta se olvida más rápido; si da sólo a veces, la conducta persiste por más tiempo).

Todo lo anterior es pura paja molida introductoria, porque lo interesante viene acá: en la última etapa del experimento, se desliga totalmente el accionar de la palanca con la comida, es decir, ahora se entrega comida aleatoriamente, independiente de lo que la rata-paloma haga.Cada vez que le damos de comer a nuestro bicho de turno, éste estaba haciendo algo (cualquier cosa). Y es ese "algo" lo que el bicho comienza a asociar con la comida.

Por ejemplo, cuando se le da la comida a nuestra rata, ésta se estaba acicalando una oreja. La rata intentará acicalarse de nuevo, a ver si hay suerte. Lógicamente, al ser el dispositivo aleatorio, no servirá de nada. Si la próxima vez que le damos comida está levantando una pata, la rata intentará repetir de nuevo esa acción. En algún momento, por mero azar, la rata repetirá acciones parecidas y obtendrá su premio. Y ese comportamiento comenzará a reforzarse. Cuando sus acciones no tengan efecto, el animal las "depurará", haciéndolas cada vez más complejas. Asociando a la obtención de alimento comportamientos realmente complicados.

Se pueden observar gracias a eso comportamientos verdaderamente peculiares: la rata-paloma aprende que, por ejemplo, girar tres veces sobre sí misma y dar dos saltitos a la izquierda le da comida "a veces". Y, como hemos visto antes, las asociaciones que funcionan "a veces" son mucho más difíciles de "olvidar".

Skinner trabajó mucho sobre este último experimento con palomas, y llamó a esto, por razones evidentes, comportamiento "supersticioso". Las palomas aprendían comportamientos que, en realidad, no estaban relaccionados con los resultados que pretendían obtener.

Acá se da un caso curioso: mientras más estúpido parezca el animal con sus movimientos, presumiblemente podemos suponer que es más inteligente, ya que fue capaz de asociar un mayor número de eventos para obtener comida. El cerebro de la paloma está preparado para buscar relaciones, incluso aunque sean muy complejas o peor aún: aunque no las haya.

Considerando esto y que los humanos decimos ser más inteligentes que las palomas (en promedio al menos) y nuestro cerebro es capaz de hacer muchas mas asociaciones, eso puede explicar ciertas manías o ticks o “cosas de buena suerte”: vivimos en una Caja de Skinner gigante y nos gusta pensar que tenemos control sobre las cosas, por limitado que éste sea… Cualquier similitud con una posible causa del origen de las religiones, cualquiera sean… créanme, muy probablemente NO ES coincidencia Saludos! =)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajaj leí entretenida la entrada, pero la encontré genial cuando vi el final.
No ando inspirada, así solo me queda decir "wena choro, me gustó tu blog"