domingo, 1 de noviembre de 2009

Nada en su lugar..

Es curioso como funciona la política en este país. Cada vez cuesta más encontrar algo en su sitio: ni la derecha la encontramos en la verdadera derecha, ni la izquierda se encuentra a la izquierda ni mucho menos el centro lo vemos en el medio. Por un par de votos se venden todos y los ideales que los iniciaron (o deberían iniciarlos) son perfectamente transables por un poco más de tiempo con el poder.


¿Qué pasa con la derecha chilena? No sé ustedes, pero yo entiendo a una derecha política como un sector liberal, pero liberal de verdad, no sólo en lo económico. Una persona liberal en lo valórico, tolerante con ideas distintas a las suyas, que reconozca el derecho a todas las personas a vivir su vida privada como le plazca mientras no dañe a terceros.

Claramente esa derecha en Chile no existe, ya que tenemos la otra faceta que pulula por el mundo: esa derecha conservadora, pegada a valores rígidos (católicos-cristianos principal, pero no exclusivamente). Hoy en día, cuando se define una persona de derecha o izquierda de acuerdo a su prioridad entre la libertad individual y la posibilidad de la igualdad, una derecha conservadora no se sostiene ideológicamente en pie y genera desconfianza, probable motivo por el que en el país históricamente han sido minoría.

Para muestra, un botón: hace poco hubo una polémica que incluyó al senador Allamand (RN) y a Kast (UDI). El primero mandó un proyecto de ley que regulaba la situación legal de las parejas extramaritales, incluyendo las homosexuales y fue vetado por Kast a tal punto que dijo que renunciaba a la campaña de Piñera si es que él se mostraba a favor del proyecto. Allamand en esa propuesta me sonó a un liberal de verdad, un liberal que promueve las libertades individuales. Un liberal como los que debería haber en Chile. Kast representa a lo peor de la derecha, probable causante junto con las personas que piensen así de que la derecha son unos viejos retrógrados que opinan sólo sentados desde su cómodo sillón, ajenos a lo que ocurre afuera. La derecha chilena se ubicó mal, porque sacó lo peor de la ideología. Están en el lado de la “derecha”, pero el sector que eligieron para instalarse fue el peor posible. Están en el sector de la derecha cínica y torpe, esa derecha incapaz de levantar masas por sí misma (felizmente existe la concertación y gente opositora que no le quedan muchas otras opciones).


¿Qué pasa con la izquierda? Y yo me pregunto: ¿Qué izquierda? Esa izquierda cínica, que pasa criticando y difamando el “mercado” y a las malvadas “empresas” y “privados varios” (como si cada uno por sí mismo fueran personas de carne y hueso que son leprosos que hay que evitar), pero que no dudan en apoyarse en ese sistema que tanto critican para poder levar a cabo
muchas cosas. Se me viene a la mente Ricardo Lagos, aplaudido por empresarios, se me vienen a la mente los múltiples TLC, etc. Claro, acá me dirán que es la “izquierda renovada”, que la “izquierda clásica” cayó con el Muro de Berlín y otras cosas. No estoy de acuerdo. Más bien, tenemos una “izquierda” que se apoya en el mercado, pero con una sed de apitutarse en el poder de tal forma, que no se cansa de denostarlo y asociarlo sólo con la derecha en el país, de modo que se sigan viendo a sí mismos como “la única alternativa”. En otras palabras, un grupo de cínicos que usan o denigran el mercado cuando les conviene.

Arrate en su momento lo dijo: tanto Piñera, como MEO y Frei son candidatos que respetan y se apoyan mucho en el mercado. Tal vez Arrate sea de los pocos candidatos de la verdadera izquierda no violenta (lo que no implica que los PC lo sean, ya se nota que ellos han cambiado en la forma de decir las cosas, pero no en su peligroso fondo). Cuando la manipulación en lo económico no es suficiente, vienen con el discurso de “progresismo”, que no es otra cosa que liberalismo ideológico, pero como se han encargado de asociar cínicamente el liberalismo con una connotación negativa, escuchamos constantemente la “agenda progre”.

Lo cínico no se limita sólo en materia económica, sino también en lo valórico: sueñan con una “Sociedad plural, donde se expresen las diversas formas de pensamiento, para que nuestros compatriotas puedan decidir libremente y sin imposiciones hegemónicas el país que desean construir”. Me parece hermoso, salvo porque omiten el echo de que en este país al menos el 40-45% son de “derecha” (o, como en mi caso, opositores a muchas formas de actuar de la Concertación) y aunque somos minoría, no deja de ser una fuerza a tomar en cuenta, pero que es constantemente visualizada como “los malos”, “los que no quieren el progreso”, “los conservadores que no pueden llegar al poder” o el más fuerte insulto que pueden lanzar hoy en día: “los neoliberales”.


Curiosamente, da la impresión que para encontrar a los más izquierdistas en el espectro político, debemos mirar hacia el centro. No deja de ser curioso que partidos como el PPD, que por definición son de centro, estén aglutinados en la Concertación, grupo que se define a sí mismo cómo de “izquierda” y ellos parecen sentirse muy cómodos ahí. Eso lo puedo entender fácilmente por el rechazo del grupo conservador de la derecha, mencionada antes. Pero lo que se lleva todos los laureles del cinismo político son por lejos los DC, grupo que se merece un apartado para sí mismo y que sirve como fiel reflejo de lo traslocado que está el espectro político.

Los demócratacristianos históricamente, tanto en el mundo como en Chile en sus inicios, son definidos como un sector de centro-derecha. Ese es su lugar y debería representar en el país al sector “liberal-liberal” que tanto añoro por estos lados. Una unión entre ellos, PPD y porque no, los radicales, podrían representar una coalición por sí mismos: una coalición de centro (centroderecha, DC; centro centro, PPD y centroizquierda PRDS).

¿Qué pasó? ¿Dónde están esos valores cristianos cuando Frei propone hablar del aborto? Claro, dentro de los DC hay muchas tendencias, pero por algo dentro de su misma coalición le llamaron la atención y tuvo que especificar sus dichos. El pacto con los comunistas es un claro ejemplo de traición de principios: bajo la bandera de “fin de la exclusión” no dudan en unirse con un grupo que ellos mismos dijeron en su momento que no podían tener nada en común. Pero claro, por un par de votos más… y nuevamente eso le llevó críticas dentro de su propio grupo, ya que un senador DC dijo de su candidato que su discurso se estaba “izquierdizando” demasiado. ¿De centro? ¡El puro nombre! Como buenos camaleones, representados por el propio Frei, proponen estatizar hasta el cielo si es que pudieran, cosa que parece curiosa considerando que fueron en parte gracias a ellos y su apoyo que se llevó a cabo el golpe para derrocar a Allende. Dada la situación camaleónica actual en la que están inmersos todos los partidos, es cuando toma fuerza un candidato independiente. Más allá de sus ideas, que algunos pueden estar a favor y otros en contra, pero al menos, es sincero en algo: al no responder a ningún partido ni a ninguna ideología en concreto (por mucho que sea EX PS), puede darse el lujo de decir lo que piensa y aquel que se sienta identificado se podrá sumar libremente. Eso genera el arrastre que tiene. Algunos dirán que el problema de Marco es que gobernará con los mismos de siempre. Eso no es cierto: gobernará con honestos, con gente que cree en lo que propone y no con gente que se vende por 2 o 3 votos. En primera vuelta, el voto es claro. En segunda, toma fuerza…


Y hablando de tomar fuerza, busco gente que se quiera sumar al proyecto de “PLS” o “Partido Liberal Social”. Ideas centrales se pueden discutir, pero siempre basadas en el principio de libertad para elegir y buscar la igualdad en las oportunidades.

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